Carlos Castro Pat Escritor
7 hrs ·
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ESTOY REDACTANDO MI TESTAMENTO: ¡Que difícil...! Me siento como si fuera a tomar un purgante final, ante la antesala de mi largo caminar... Muchas veces nuestros hijos están concentrados en su mundo cibernético, que no se imaginan cual es el de nosotros. Nos quieren catalogar a su ritmo y nos juzgan con la misma tijera. Ellos vuelan y nosotros gateamos a sus lado globalizado, con dolores y limitaciones físicos, pero con un potencial increible de experiencia que no comprenden ... y escuchan. Estamos limitados con los adelanto de su mundo y siempre preguntamos. Nos quieren, pero dificil les resulta comprendernos.
Se sorprenden cuando nos equivocamos, olvidamos, confundimos y nos preocupamos por ellos. No se imaginan que nuestro labor como padres no termina nunca.
Las herencias siempre han sido por siglos manzana de discordia, mas que todo, por las personas que están al costado de ellos; felizmente estoy feliz porque supieron entender que, no deben mirare jamas la envoltura; sino lo que hay dentro de ella.
No importa el tiempo tamaño o peso, lo importante es lo esconden atrás de sus ojos. Esta regla no solo es valiosa cuando se trata de amor, sino de amistad. Muchas veces nos defraudamos cuando el tiempo y las compañías corrompen a las personas que amamos y se comen los sentimientos y emerge el ser más peligroso de la humanidad: El ingrato.
Nosotros como padres hemos tenido que enseñarles esos valores para enfrentarse a la vida. En base de eso, ellos toman el timón de sus vidas y deciden. Nosotros solamente tenemos que apoyarlos, porque sus decisiones son las que nosotros como padres regamos desde niños.
Ahora que estoy escribiendo por gotitas este documento, me doy cuenta que la herencia más valiosa que deja un padre a su hijo se llama recuerdos, los bellos recuerdos, responsabilidad del padre y madre unidos como un puño, alejados de fricciones. No importa cuantos son lo importante lo unidos que son y el que golpea a uno golea a todos.
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Se sorprenden cuando nos equivocamos, olvidamos, confundimos y nos preocupamos por ellos. No se imaginan que nuestro labor como padres no termina nunca.
Las herencias siempre han sido por siglos manzana de discordia, mas que todo, por las personas que están al costado de ellos; felizmente estoy feliz porque supieron entender que, no deben mirare jamas la envoltura; sino lo que hay dentro de ella.
No importa el tiempo tamaño o peso, lo importante es lo esconden atrás de sus ojos. Esta regla no solo es valiosa cuando se trata de amor, sino de amistad. Muchas veces nos defraudamos cuando el tiempo y las compañías corrompen a las personas que amamos y se comen los sentimientos y emerge el ser más peligroso de la humanidad: El ingrato.
Nosotros como padres hemos tenido que enseñarles esos valores para enfrentarse a la vida. En base de eso, ellos toman el timón de sus vidas y deciden. Nosotros solamente tenemos que apoyarlos, porque sus decisiones son las que nosotros como padres regamos desde niños.
Ahora que estoy escribiendo por gotitas este documento, me doy cuenta que la herencia más valiosa que deja un padre a su hijo se llama recuerdos, los bellos recuerdos, responsabilidad del padre y madre unidos como un puño, alejados de fricciones. No importa cuantos son lo importante lo unidos que son y el que golpea a uno golea a todos.
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